La noticia cayó como un balde de agua fría para los 600 trabajadores de Mina Aguilar que en el día de ayer fueron notificados por la empresa multinacional Glencore que el emprendimiento extractivista cerraba definitivamente sus puertas.
El documento enviado a cada uno de los mineros explicaba que el cese de operaciones productivas se debe a la “declinación de los recursos y reservas de mineral” que impactó en los últimos años provocando una “significativa reducción de la producción”.
Según la empresa, la “campaña de exploración 2017-2020 no arrojó los resultados esperados, a pesar de los recursos económicos y humanos destinados a este proyecto”.
Para su cierre definitivo, Glencore dispuso un periodo de “cuidado y mantenimiento” por un lapso de 12 meses, donde sólo precisará de una “dotación reducida” de trabajadores, por lo cual, el resto podrá acceder a un programa de retiro voluntario, especificó en la notificación.
Aún así, la compañía multinacional especificó que estará por 2 años más en el territorio.
Pese a ello, cabe mencionar las implicancias para las familias mineras que se encuentran establecidas allí.
Principalmente se da la cuestión habitacional: si bien la empresa indicó que “ninguna persona será forzada a dejar su casa hasta que resuelvan hacerlo”, lo cierto es que las familias en algún momento deberán dejar el lugar.
Caso similar ocurre con otras instituciones como son la escuela y el Hospital Aguilar. Este último funcionará hasta fines de 2021.
Ante la noticia, la Seccional Minera Aguilar de la Asociación Obrera Minera Argentina (AOMA) convocó para el día miércoles 18 una asamblea general extraordinaria donde se tratará exclusivamente el tema del cierre del emprendimiento extractivista.
La reunión está pautada para las 11 de la mañana en el Estadio de la cancha de la Liga, llamando a participar tanto a trabajadores, como así también a las comunidades aborígenes.
Fundada en 1930, Mina Aguilar se dedicó a la extracción de zinc, plomo y plata. A partir de la lejanía con otros lugares, los trabajadores junto a sus familias se apostaron allí, donde se hizo necesario la ubicación de una escuela y hospital para la comunidad.
91 años después, el pueblo desaparecerá si cierra el emprendimiento extractivista.