La restitución del nieto 131 y un nuevo avance por la memoria, la verdad y la justicia

“En estos días de alegría y celebración, en los que sentimos la fuerza de lo colectivo y el valor de la perseverancia, terminamos el 2022 con la esperanza renovada. En nuestro brindis, también levantaremos la copa por un año lleno de reencuentros. Porque, sabemos, la única lucha que se pierde es la que se abandona”, señalaron desde Abuelas de Plaza de Mayo luego que se conociera la restitución del nieto 131.

Tal como lo vienen haciendo desde hace 45 años, las abuelas continúan con la búsqueda de nietos y nietas nacidos en cautiverio, labor compleja ante la negativa de condenados a brindar información sobre las personas secuestradas durante la dictadura cívico-eclesiástico y militar.

Así, el caso de la restitución del nieto 131 es el logro de lucha por la memoria, la verdad y la justicia, dado que en 2004 recién se supo del embarazo de la madre desaparecida.

Tal como señaló la fundación, el nieto recuperado es hijo de Lucía Ángela Nadin y Aldo Hugo Quiroga, ambos de la provincia de Mendoza.

Lucía nació el 13 de diciembre de 1947 y Aldo ‘Negro’ o ‘Negrito’, como lo llamaba su familia lo hizo el 26 de noviembre de 1941.

Ambos se conocieron en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Cuyo y a los seis meses se casaron. Lucía era profesora de francés, latín y griego, y trabajaba junto a Aldo en un taller de encuadernación en Mendoza. El matrimonio militaba en el PRT-ERP, donde eran apodados ‘Chiquita’ y ‘Dipy’.

La detención en mayo de 1976 de Nicolás Zarate, compañero de trabajo derivó en el traslado de Lucía y Aldo, junto a Beatriz Corsino -pareja de Zárate- a Buenos Aires. La cronología apunta que entre septiembre y octubre de 1977, Lucía, ya embarazada de dos o tres meses y Aldo fueron secuestrados en la ciudad de Buenos Aires, junto a Beatriz, aparentemente.

La pareja permaneció detenida en el centro clandestino “Club Atlético” y “El Banco”. Por testimonios de sobrevivientes, pudo saberse que Lucía fue trasladada desde “El Banco” para dar a luz entre marzo y abril de 1978. Hay sospechas de que el parto podría haberse producido en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA).

Desde entonces, no se supo nada más de la pareja ni del bebé.

La búsqueda

La familia no sabía que Lucía estaba embarazada. Con el tiempo pudieron conocer la noticia, por información que les fue llegando, a través de personas que estuvieron con la pareja antes del secuestro. La denuncia formal, la realizó el Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos (MEDH) de Mendoza, en la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (CoNaDI). Y fue la CoNaDI que a partir de una investigación documental que el 23 de junio de 2004 logró confirmar el embarazo de Lucía.

Un año más tarde, la familia Nadin dejó su muestra en el Banco Nacional de Datos Genéticos (BNDG). En marzo de 2010, la CoNaDI logró dar con el hermano de Aldo y se sumó su perfil al Banco.

Por otra parte, en 2015, a partir de un trabajo de investigación de Abuelas y la CoNaDI sobre información aportada por la sociedad, se identificó a un hombre que se sospechaba podía ser hijo de personas desaparecidas.

Luego de un análisis documental y el intento infructuoso por contactarlo, en 2019 la CoNaDI derivó la información a la Unidad especializada para casos de apropiación de niños durante el terrorismo de Estado.

En abril de 2019, la Unidad presentó la denuncia ante la justicia. El Juzgado Federal Número 4, a cargo de Ariel Lijo, logró localizarlo el 14 de septiembre de este año y lo invitó a analizarse. El hombre aceptó realizarse el estudio genético.

Fue el BNDG que comunicó la noticia: es el hijo de Lucía y Aldo.

“Solo en los últimos cuatro años, dos de ellos en pandemia, se analizaron más de 2.000 personas con dudas de su identidad, por presentación espontánea, y cerca de 400 a través de la justicia, entre ellos el último nieto encontrado”, indicaron desde Abuelas Plaza de Mayo.

E instaron a continuar con la búsqueda: “nuestros nietos y nietas ya rondan los 45 años y seguramente son hombres y mujeres con una vida construida, con sus trabajos, saberes, amores, preferencias, deseos y familias constituidas. Las Abuelas les decimos que queremos sumar verdad a su historia, que los y las esperamos con amor”.

“Por eso, apelamos a la sociedad a sumarse: cualquier dato o sospecha es suficiente para acercarse. No se guarden la información. No se queden con la duda. Rompan el silencio. Nuestros nietos y nietas están entre nosotros”.