El conflicto social que estalló en Bolivia tras el derrocamiento de Evo Morales, hizo que en las horas de la tarde de ayer, grupos antagónicos se cruzaran en las calles de La Paz, por lo que desde el Ejército, de facto, decretaran el estado de sitio ordenando a la población a retirarse a sus casas.
La orden sólo pudo ser comunicada de manera verbal por parte de los militares a quienes se encontraban en las calles de las principales ciudades, puesto que el poder ejecutivo quedó acéfalo, por tanto, el estado de sitio sólo fue decretado de manera unilateral por el Ejército, pero no con una orden oficial.
Así, de esta manera, los militares tomaron las calles a través de las armas, y se suma a la decisión del comandante en jefe de FF.AA., Williams Kaliman, quien indicó que se iba a aplicar la fuerza de forma “proporcional” respecto a las manifestaciones en apoyo de Evo Morales.
Aunque, en el caso del comandante de las FF. AA, la decisión respondió al pedido la segunda vicepresidenta del Senado, Jeanine Áñe, quien horas antes pidió a las FF.AA. unirse con la Policía Nacional para "controlar las hordas masistas", refiriéndose a militantes y simpatizantes del Movimiento Al Socialismo (MAS) que exigen respeto al voto popular.
Tras consumarse el golpe de Estado, centenares de personas se concentraron en horas de la mañana de ayer en la ciudad El Alto, para rechazar el golpe y para que el presidente Evo Morales se restablezca en sus funciones.
No obstante, los ciudadanos fueron reprimidos por agentes policiales quienes atacaron con balines de goma, dejando varios heridos y dos de gravedad.
Aunque dirigentes opositores junto con las fuerzas de seguridad amenazan con atacar las manifestaciones sociales, el vocero de la Confederación Sindical de Comunidades Interculturales, Henry Mamani, anunció que la organización se suma a la jornada en respeto a la democracia.
Fuente: Telesur
Noticias en Red
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