Mientras que la ciudadanía jujeña estará obligada desde el 10 de abril a utilizar barbijos en espacios públicos, la comunidad médica y científica todavía debate sobre la eficacia de su implementación masiva, y desde la OMS revisa su postura, que hasta el momento, era de no recomendar su aplicación.
El debate surge en el marco de la pandemia del COVID 19, enfermedad que puso en jaque las economías mundiales, al recomendarse como principal medida de prevención el aislamiento social.
Fue la OMS (Organización Mundial de la Salud) la que durante el transcurso de la propagación del virus fue reviendo su postura respecto a la utilización del barbijo: en un principio descartó su implementación, pero el pasado viernes 3, Mike Ryan, principal experto en emergencias de ese organismo no descartó su aplicación en toda la ciudadanía, y no solo para el personal sanitarista.
En conferencia, Ryan indicó “debemos preservar las máscaras de respirador médico quirúrgico para nuestros trabajadores de primera línea. Pero la idea de usar coberturas respiratorias o cobertores bucales para evitar toser o estornudar proyectando enfermedades en el medio ambiente y hacia otros (...) eso en sí mismo no es una mala idea”.
La recomendación del médico llegó después de que varios países implementaran como medida preventiva la utilización del barbijo en su población: tal es el caso de España y Estados Unidos.
En el país ibérico, el Ministro de Sanidad, Salvador Illa, consideró que el gobierno español prevé recomendarlo a la ciudadanía española. “Estamos estudiando un conjunto de medidas y probablemente las vamos a implementar”.
En tanto, el presidente Donald Trump, anunció que los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos recomiendan ahora a los estadounidenses el uso de máscaras “de paño, no médicas”. Dichos centros, estaban evaluando y podrían modificar su recomendación pronto. A pesar de ello, Trump aclaró que él mismo no seguirá la recomendación de sus expertos. “Lo pueden hacer. No lo tienen que hacer. Yo elijo no hacerlo”, respecto al uso del barbijo.
Hay varias razones por las que hasta ahora la mascarilla no es de uso obligatorio, ni siquiera recomendada, en muchos países occidentales. Sin saber utilizarla, explican los expertos, llevarla puede suponer más inconvenientes que beneficios. Al no manipularla bien y tener una mayor sensación de protección, es posible que incluso se incremente el riesgo de contagio. Las mascarillas quirúrgicas, además, no están pensadas para protegerse a uno mismo, sino para atrapar las partículas de saliva de una persona enferma en las que viaja el virus, de forma que evite que esta contagie.
En la misma dirección, la OMS, en su página, subraya que el uso de los barbijos sólo es eficiente si se combina con el lavado frecuente de manos con una solución hidroalcohólica o con agua y jabón, además de mantener el distanciamiento social.
Y agrega cuál es la manera correcta de ponerse un barbijo: antes de ponerse el mismo, se debe lavar las manos con un desinfectante a base de alcohol o con agua y jabón. Luego, hay que cubrirse la boca y la nariz con el barbijo y asegurarse de que no haya espacios entre su cara y la máscara.
En todo momento, hay que evitar tocar la tela mientras se usa; en caso contrario, primero hay que lavar las manos con un desinfectante a base de alcohol o con agua y jabón. Asimismo, se debe cambiar tan pronto como esté húmeda, además de no reutilizar si son de material descartable.
Para quitarse el barbijo, la forma correcta es sacar sin tocar la parte delantera del barbijo y tirar en la basura en un recipiente cerrado, finalizando con un lavado de manos.
Para quitarse la mascarilla: quítesela por detrás (no toque la parte delantera de la mascarilla); deséchela inmediatamente en un recipiente cerrado; y lávese las manos con un desinfectante a base de alcohol o con agua y jabón.
Un problema añadido es que los barbijos, para que sean eficaces, hay que cambiarlos con frecuencia, siendo un material que escasea en todo el mundo, por lo cual, se prioriza su acceso al personal médico.
En principio, y a la luz del cambio mundial de la posición del barbijo, la medida dispuesta por el COE tiene sustento y es razonable. Sin embargo, tiene algunos puntos cuestionables: su utilización no debe ser pasible de una sanción monetaria de por medio, más aún, siendo un elemento escaso y de un valor excesivo, haciendo que muchas personas, que tienen la necesidad de circular, no puedan acceder a uno.
También, podría haberse apelado a un proceso paulatino en la implementación: la medida no resuelve la cuestión de fondo de la no disponibilidad de barbijos autorizados y deja a la población a la merced del uso de tapabocas de confección casera cuya efectividad es dudosa.
Fuente: OMS
Infobae
El País
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