Postales de una cuarentena dolorosa
Calles vacías, llenas de violencias. Casas llenas, con panzas vacías. Pobres más pobres, moralistas más moralistas, y un gatillo cada vez más fácil y con más aplausos.
Aulas vacías, jaulas cerradas. Redes saturadas de desigualdades y falta de oportunidades, y una comunidad educativa que ve sus derechos calcinados.
Son más las muertas que los días de cuarentena. Son más las denuncias por violar la cuarentena, que a una mujer… Son más las miserias que los amores.
Y yo, tan de paso en esta vida que nunca sentí muy mía, miro todo por la ventana y antes de desfallecer, intento reinventarme para aferrarme un cachito a este viaje. Dreno a través del Arte, habitando un espacio que aunque tan mío, desconocía…
Habito mi oscuridad, mi soledad, mi voz y mi silencio…
Habito este dolor hasta la última víscera, lo habito… y medio sin querer, me empuja hacia un optimismo casi odioso, casi romántico, casi mecánico… CASI, PERO NECESARIO.
Lafer Úzqueda
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