A poco más de tres meses del asesinato de Luri Sosa, la investigación dio un giro total: el fiscal Diego Cussel imputó a la familiar de un ex dirigente sindical y cambió la carátula de la misma.
Desde un principio, amigos del músico habían puesto en duda sobre el crimen, el cual el fiscal del MPA Walter Rondón había sido “homicidio en ocasión de robo”, tal como había encarado la investigación. Por la cantidad de puñaladas efectuadas por el autor del crimen, allegados consideraron que el robo no había el motivo del ataque.
Asimismo, la aparición de una filmación de un auto rojo en el cual se desplazaba el asesino que era conducido por una mujer y que Rondón no incorporó a la investigación, fue otro de los puntos sobre los cuales se posicionaron los amigos de Luri para cuestionar el accionar del fiscal del MPA.
Sin avances en la causa, familiares y amistades de Luri Sosa recolectaron firmas para enviar una Carta Abierta a la Corte Suprema de Justicia para reclamar el esclarecimiento del asesinato.
Dicha situación cambia con la reciente decisión del fiscal Diego Cussel de cambiar la carátula de homicidio “en ocasión de robo” de homicidio en “criminis causa”, es decir, que considera que el crimen se produjo para facilitar otro delito o asegurar la impunidad.
En paralelo al cambio de la carátula, el fiscal también ordenó la imputación de la dueña del auto, quien es familiar de un ex dirigente sindical y se impuso un resguardo de su identidad. Además de la imputación, la mujer está con detención domiciliaria.
Frente a este avance en la investigación, amigos y allegados del músico -con la representación de una abogada del Ministerio Público de la Defensa- buscan testigos que declaren en la causa y así poder obtener justicia, lucha que comenzaron el 1º de mayo bajo el lema “no nos metan el perro”.
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