Un aniversario cargado de tristeza para APREM -Asociación para la Rehabilitación Motora- que en el día de ayer fue notificada sobre el inminente desalojo de la institución educativa del lugar que ocupa hace 27 años.
La situación se viene arrastrando desde mediados de mayo, cuando las autoridades conocieron que pesaba una orden de desalojo. Por aquel entonces, la comunidad educativa intentó revertir la medida.
El conflicto se desata porque el terreno pertenece a un centro de jubilados, sin embargo, el edificio fue construido completamente con el esfuerzo de las familias de los chicos y chicas que asisten, como así también de docentes. Al momento de comenzar las obras, el terreno se encontraba baldío.
Antes y después de APREM
Con el correr de los años, el centro de jubilados comenzó a reclamar el espacio, a punto tal, que la institución educativa tuvo que ceder aulas y un salón.
Así, el pasado 4 de junio, familias y docentes permanecieron durante toda la noche en la escuela -que cuenta con nivel inicial, primario y secundario- ante el inminente desalojo. El alivio llegó a través de una notificación judicial, donde se indicaba que el mismo quedaba suspendido por 15 días.
La solución que llegó desde el municipio que comanda el radical Julio Bravo fue conceder el alquiler de un espacio físico, el cual APREM compartiría con otra asociación de características similares -personas con discapacidad motora-. Sin embargo, dicha “solución” apenas sería por un año, según señaló Lorena Ladru, directora de APREM, quien por aquel entonces detallaba que el edificio en cuestión sería donde anteriormente funcionaba la Escuela Latinoamericana.
Cumplido los quince días, finalmente ayer la Asociación nuevamente fue notificada para desalojar el espacio.
La preocupación de la comunidad educativa es por la seguridad e higiene de niños y niñas apuntando que el espacio alquilado debe cumplir con las adecuaciones correspondientes para personas que utilizan sillas de ruedas, desde los accesos, aberturas y baños.
El desalojo se llevará a cabo aún cuando hace 27 años la institución ocupa pacíficamente el lugar, pudiendo reclamar la posesión del mismo. En paralelo, durante esos años, APREM pidió que se le otorgara un terreno propio, reclamo que nunca fue escuchado.
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