Raúl Noro falleció en la noche del domingo tras una intensa agonía a sus 80 años. Periodista, compañero y esposo de la dirigenta social Milagro Sala, padre de tres hijos Guillermina, Federico y Santiago, partió a descansar después de luchar contra una enfermedad.
Anoche su familia dio la triste noticia, había sufrido una fuerte descompensación. Un mes atrás cuando en el marco de las protestas contra la reforma constitucional de Jujuy, Sala y Noro fueron víctimas de un allanamiento fuera de la ley.
Noro fue internado de urgencia en una clínica privada de la capital jujeña, debido a un "cuadro de taquicardia" que agravó su estado salud mientras cumplía con su internación domiciliaria en el domicilio del barrio Cuyaya.
El periodista tuvo una extensa trayectoria profesional, durante la dictadura cívico militar eclesiástica fue detenido en 1979, exiliado y regreso a Jujuy cuando se recuperó la democracia.
Fue corresponsal del diario La Gaceta y La Nación, trabajó en diversos medios locales, fue docente y creó Deportea, una escuela de periodismo deportivo en la capital jujeña junto a Ricardo Martínez y Pinella formando a jóvenes.
También escribió un libro en el año 2014: “La verdad de la realidad y la realidad de la verdad” fue el trabajo que presentó en la Universidad Nacional de Jujuy en el 2014, basado en una recopilación de artículos, “con la pretensión de acercar al gran público conceptos complejos de la filosofía y fenomenología" y apelar "a los recursos y al oficio periodístico", describió. Además, fue integrante activo del Partido Humanista y estuvo vinculado al movimiento humanista.
Raúl fue un gran periodista, generoso con su pensamiento y formación. Desde la asunción de Gerardo Morales, se inició la persecución a la organización Tupac Amaru con la detención de la dirigenta Milagro y donde también estuvo detenido Raúl como también varios dirigentes sociales.
Raúl y Milagro
Allá por el 2012 escribía al iniciarse los juicios de lesa humanidad en Jujuy: “ es un hecho doblemente auspicioso. Por un lado, porque nuestra provincia debe ser la última en el país en la cual todavía no se efectuaron esos juicios debido a una ostensible lenidad judicial y, por otro, porque el tema tuvo que ver con la acción decidida de las organizaciones sociales encabezadas por la Tupac Amaru, las que ofrecieron un apoyo activo y en la calle para terminar con la injusticia. En cuanto a la lenidad judicial, es conocida la adhesión de la magistratura federal (y provincial) a creencias superadas por la historia y los acontecimientos. La conciencia de los jueces se encuentra atrapada por ideologías conservadoras, inmovilistas y en ocasiones discriminatorias y racistas, excluyentes de las mayorías sumidas en la pobreza y la exclusión que se manifiesta con toda su inhumana crueldad, en el proceso militar. Tales ideologías se asientan en la lógica formal, centroeuropea, heredera de la dialéctica «civilización y barbarie», propia de la generación del 80, con una fuerte negación de la vigencia de la raíz de la cultura andina, excepto si se trata del turismo, es decir, de la visión del coya y el cardón (ahora también de la «defensa de las bellezas de un medio ambiente natural») como simpáticos y «típicos» íconos culturales que los viajeros del exterior podían comprobar con sus propios ojos, siempre y cuando tales íconos se mantuvieran silenciosos, sumisos y controlables por la burguesía local. Cuando se produjeron las cruentas represiones del 76 en Jujuy, colaboraron con ellas algunas «fuerzas vivas» y, obviamente, el poder judicial, sea por temor a la represión, sea porque se compartía la visión del mundo antes mencionada que aún hoy subsiste y se manifiesta en el entramado jurídico que provoca las dificultades que existen y existieron para llevar adelante los juicios de lesa humanidad que se extienden a lo largo y lo ancho del país” expresaba, y es muy actual a lo que vive hoy la provincia.
Se multiplican los saludos de despedida de gran afecto a Raúl, por lo que hizo, pensó y luchó . Numerosas las condolencias y acompañamiento a la familia, y a Milagro por lo que han compartido como la construcción de un proyecto social y una familia.
Deja grandes enseñanzas y “el sueño sagrado de recuperar el Buen Vivir para todos los habitantes de nuestra casa ubicada en el sur del gran subcontinente andino”.
Abrazamos a la familia, a Milagro en estos momentos más difíciles, y fuerza para que el alma de Raúl descanse en paz!
Sus restos son velados en calle Gordaliza al 1711 en barrio Cuyaya.
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