Mientras Jujuy se consume en conflictos, Morales convoca a una "Marcha por la Paz"

Ese martes, el Día de la Restauración de la Democracia, se celebrará el inicio de otra etapa constitucional  bajo un nuevo signo político que despierta la expectativa de una reconstrucción del país. Jujuy al retener la bandera de Juntos por el Cambio, se mantiene como una de las provincias cuya administración es de orientación opuesta a la del gobierno nacional.

La ceremonia de asunción para el segundo mandato del Gobernador Gerardo Morales será también el martes. Los actos se inician en la Legislatura Provincial y luego a las 20 tomará juramento al gabinete que lo acompañara en la gestión que inicia. Previamente a las 18 horas, Morales convocó a la realización de una “Marcha por la Paz” con amplia promoción en medios de comunicación afines.

El gobernador buscará apoyo en este nuevo periodo de gestión, con un mensaje en la legislatura ante los diputados adelantando su programa de gobierno y es probable que anuncie una batería de proyectos del Ejecutivo.

Desde hace una semana viene promocionando sin reparar en gastos, su asunción a través de spot publicitarios, páginas en diarios gráficos y radiales con el recuento de sus cuatro años de gestión. Eso sí, su ministro Sadir se encargó de aclarar que no hay dinero para un bono o aumento de fin de año para docentes y estatales.

El martes, en su discurso realizará un balance político social y económico de los cuatro años que se fueron, aunque para los jujeños ni para el país ha sido bueno. Las políticas de ajuste implementadas y el endeudamiento que asumió tanto el gobierno nacional como provincial han afectado el tejido social profundamente.

En su discurso de asunción en 2015 el entrante gobernador expresaba que “uno de los desafíos es recuperar la paz social para que termine la violencia y la corrupción, para que vuelva la justicia y podamos recuperar la cultura del trabajo. El eslogan de esta gestión es ‘Unión paz y trabajo’”. En esa oportunidad también había criticado la gestión anterior, la que había caracterizado como ausente, y se quejaba por recibir una una deuda de 1900 millones de pesos y un déficit de 5000 millones.

Luego de la primera gestión de Morales con los compromisos por él contraídos, Jujuy de acuerdo a fuentes privadas* tiene la tercera deuda más alta del país, adeudando el 110% de los ingresos que genera. Y según estimaciones opositoras –Morales se niega a brindar información oficial- la provincia adeuda casi 160 mil millones de pesos, de los que gran parte está tomada en dólares, entre 1100 y 2000 millones dependiendo de la fuente. Para dar una idea clara, si se lo expresa en moneda extranjera, y calculando en base a las distintas estimaciones, cada Jujeño adeuda 3500 dólares.

Supuestamente parte de esa deuda sería afrontada con los recursos que generaría la Planta Solar de Cauchari, la cuál aún sin estar en funcionamiento fue “inaugurada” -una vez más- por Morales luego de la enésima postergación de su puesta en marcha.

En su reasunción el gobernador, debería dar cuenta a nuestros representantes de la deuda tomada por  la provincia, de todos los créditos que se han obtenido en estos cuatro años y que destino tuvieron.

También debería responder sobre el desempleo en Jujuy. Donde el conglomerado Palpalá-San Salvador tuvo el alza más alta en el índice de desocupación interanual en todo el país (4.6% según INDEC). La gestión Morales también debe responder por la pobreza y miseria que afectan a varias localidades, la desidia y abandono en los sectores de educación y salud.

En el 2015, Morales presidió una sesión especial donde estuvieron amautas de comunidades originarias, presidida por la whipala  y vale recordar que el programa de gobierno llevaba el nombre de Pachamama. En aquel momento fue una señal de respeto a las comunidades indígenas.

Gestos que quedaron en eso, expresiones de buena voluntad tendientes a ganar la simpatía de nuestra población con profundas raíces entre los pueblos originarios. Luego las posiciones cambiaron “radicalmente” con respecto a las comunidades originarias a pesar de que Gerardo Morales concretó su “casamiento” con Tulia Snopek con un ritual donde se invocaban los cuatro poderes de la cosmovisión andina.

A principios de año el gobernador ignoró rotundamente los reclamos de las comunidades originarias en contra de la explotación litífera que consume masivas cantidades de agua, líquido vital para su supervivencia en la hostil Puna. Hoy se conoce que funcionarios del gobierno presionan a residentes de la comunidad indígena de La Quiaca Vieja para que entreguen sus tierras, amenazándolos con desalojarlos por medio de Gendarmería. Morales quiere destinar esos terrenos a construir una Zona Franca en la Quiaca, como lo autoriza la Ley que sancionó la Legislatura que el controla. Legislación que dispone, por ejemplo, el pago de 2000 pesos por un terreno de 3 hectáreas.

Cuando Morales asumió hubo varias promesas, y una de las palabras que se escucho fue “tolerancia” pero fue lo que menos hubo en estos cuatro años.

Propuso la modificación a la Ley de acceso a la información pública para garantizar la transparencia en los actos del Estado, la verdad que es directamente una mentira, si ni siquiera los legisladores pueden saber cuánto debe Jujuy, mucho menos la prensa tiene acceso a información sobre los actos públicos de gobierno. Y además cuando los comunicadores no complacientes le preguntan al gobernador en vez de responder éste los agrede.

Había prometido recuperar las instituciones y éstas a cuatro años lucen muy deterioradas. Conformó una Oficina Anticorrupción que en la práctica no controla nada ya que es cómplice del poder. Para muestra basta un botón: Facundo Morale, el hijo del gobernador miente en su Declaración Jurada al sostener que ya no trabaja en la Defensoría del Pueblo de la Nación pero fuentes de esa misma institución confirmaron que sigue cobrando un sueldo en ese organismo, al igual que varios parientes del poder jujeño que no cumplen funciones.

Ya es una figurita repetida hablar de los manejos autoritarios del omnipotente fiscal del Ministerio Público de Acusación Lello Sanchez, quien está denunciado por violencia y acoso laboral , entregar autos decomisados a otros funcionarios y tener una ñoqui en Buenos Aires. El Fiscal no dudó en violentar la oficina de otra fiscal, madre de uno de sus denunciantes para desalojarla, sacando sin autorización expedientes judiciales.

El nepotismo y la violencia ejercida en distintos organismos ante empleados temerosos de perder sus empleos está alcanzando niveles inusitados. A fines de la semana pasada una trabajadora del Ministerio de Trabajo denunció ante la policía que entre varias funcionarias la revisaron , le produjeron lesiones y le robaron el celular porque pensaban que las estaba grabando, una de las denunciadas es la nuera del Ministro Cabana Fusz, Agustina Mulqui.

Esos episodios que el gobierno trata de ocultar, a veces con groseras presiones a la prensa evidencian que la “paz” que pregona Morales y en nombre del cual convoca a una marcha autocelebratoria, no existe en Jujuy.

Pero hay más , la semana pasada se volvió álgido el conflicto con los docentes, quienes no aceptan de la grilla de calificación que la Ministra Calsina pretende imponer, pues les saca derechos adquiridos. Morales y su mayoría automática ya impusieron en la Legislatura la sanción de una Junta de Calificación con preponderancia de representantes nombrados por el gobierno, quitándole a los educadores la posibilidad de manejar sus propios órganos de promoción y merituación para controlar el acceso a cargos docentes.

Pero como siempre , el gobierno avanza de manera inconsulta y prepotente queriendo imponer sus iniciativas sin buscar ningún tipo de consenso. Diálogo es una palabra que está afuera del vocabulario de Morales, quizás deba aprenderla ahora que cambia el gobierno nacional. El mismo diálogo que Alberto Fernandez le negó cuando fue a Buenos Aires a golpear su puerta y fue atendido por Máximo Kirchner. La señal para el gobernador no pudo haber sido más clara.

No obstante al mismo tiempo en Jujuy cuando los docentes manifestaban por sus derechos ganados y en contra de esa grilla de calificación, la Legislatura fue literalmente cercada y se vivieron tensos momentos entre la policía y los educadores quienes llegaron a sufrir la violencia de esa fuerza de seguridad. Además otros docentes que pernoctaron en la Legislatura con el mismo reclamo fueron sancionados con una contravención por la misma policía del gobierno.

Luego en declaraciones a la prensa, Morales se adjudicó la capacidad de clarividencia sobre la opinión de los educadores al estimar que el 95 % de los docentes si quieren esa grilla docente. Se entiende entonces porqué no establece diálogo ni busca consensos el gobernador, ya que él habla por los otros. Pero eso es un monólogo.

Es difícil decir cuánto tiempo más podrá Gerardo Morales mantener la autoritaria ilusión de poseer la razón infalible y de conocer todas las necesidades de los jujeños. Ilusión que lo sostiene en la falta del diálogo. Si no registra que los tiempos del país han cambiado y requieren otra actitud su gobernabilidad se verá complicada.

¿Es acaso esta violencia repetida, en los organismos oficiales, en las calles, en las comunidades originarias a lo que Gerardo Morales llama tolerancia? ¿Es ese clima de temor, agresión y prepotencia el que invita a defender con la “Marcha por La Paz”?

La Argentina vive difíciles momentos económicos luego de la desastrosa gestión nacional que el gobernador apoyó como uno de sus máximos adherentes. Los jujeños no son la excepción y no es el momento para celebraciones de la soberbia de una persona. Un político debe estar al servicio del pueblo, no comportarse como una soberbia diva o una caprichosa estrella de rock. Y los ciudadanos no se alimentan ni viven mejor con eslóganes como “paz, unión y trabajo”, cuando el significado de ninguna de esas palabras se hace realidad.

* Centro de Economía Política de Argentina (CEPA)