Una reunión de padres que terminó de la peor manera para una docente: tras una jornada cargada de tareas y de reclamos, Silvia Armella se descompensó en dentro de la Escuela Normal “Juan Ignacio Gorriti y, tras ser derivada a un centro médico, falleció.
“El pasado jueves 20 de marzo, nuestra compañera de la tiza se descompensó en función, en el mismo lugar que dedicó años a sembrar futuro. Y posteriormente falleció. Su partida fue el último eslabón de una cadena de situaciones que nos interpela como docentes a poner sobre la mesa una diversidad de situaciones por las que atravesamos diariamente”, indicaron docentes de nivel primario de la institución en comunicado lanzado este domingo tras el fallecimiento producto de un ACV de la educadora.
El documento, además cuestionó la sobrecarga de tareas que padecen “sabemos que ser docente es una profesión compleja porque nos exigen ser psicólogos improvisados, mediadores familiares, y burócratas perfectos en un sistema que prioriza papeles sobre personas. A diario, trabajamos en aulas superpobladas y recibimos niños que llegan con heridas sociales que ningún plan educativo contempla, familias, alguna de ellas con poder, que exigen resultados inmediatos y excelencia académica sin considerar las realidades que enfrentamos y nos ven como enemigos al solicitar apoyo especializado o simplemente comprensión. ¿Y el Estado? Tal vez, debería revisar sus protocolos, decisiones, acciones y exigencias burocráticas para que se traten realmente las adversidades y no quede desdibujada la figura docente que considera a cada uno de sus alumnos como sujetos únicos y valiosos”.
Y reflexionaron “¿La escuela vale nuestras vidas? ¿Hasta cuándo?”.
Sobre este punto, el comunicado expuso que atraviesan una “normalización del desgaste docente como si fuera un sacrificio obligatorio” e instaron a que se respalde legalmente a educadores, que hayan gabinetes psicopedagógicos en todas las escuelas y que se escuche sus reclamos respecto a las “resoluciones, circulares y toma de decisiones que después no se pueden sostener, porque el contraste de las aulas es otro”.
En la misma dirección, desde el CEDEMS señalaron que la muerte de Silvia Armella es el “costo humano del ajuste en la educación pública”.
Asimismo, consideraron que “las escuelas son caja de resonancia de la crisis económica y social que vive la sociedad. Desde los escritorios de las autoridades se recarga de exigencias y tareas a la docencia, mientras se deslindan cada vez más responsabilidades y se ajustan las herramientas necesarias para abordar problemáticas con recursos materiales necesarios; lo que pone obstáculos para ejercer la profesión desde una perspectiva integral”.
Coincidiendo con el comunicado de docentes de la Escuela Normal, el sindicato apuntó que “se agrandan las exigencias, la violencia institucional. Los docentes son puestos en el banquillo de los acusados juzgando en sus tareas a todo el sistema educativo. Los Informes, planillas, planificaciones, se acrecientan y a su vez la falta de equipos de psicopedagogos y maestras especiales escasean para necesidades cada vez mayores que precisan una mayor inversión y atención a problemáticas novedosas que recaen una y otra vez sobre las espaldas de la docencia”.
Y advirtieron “perder la vida en el aula es un límite. Desde las esferas gubernamentales no pueden mirar para otro lado. El Estado es responsable de una situación estructural que no va más y no resiste más parches”.
La dolorosa pérdida pone el foco en las condiciones en que deben desempeñar sus funciones docentes, puntos que sindicatos quieren discutir en las mesas paritarias, pero que el gobierno jujeño desoye, imponiendo incrementos salariales que tampoco responden a los reclamos.