Las paredes de la clase se desploman…

Por Prof. Ramiro Rojas.

Esp. en Constructivismo y Educación. Maestrando en Proceso Educativo Mediado con Tecnologías

Hay un poema muy bello de Jacques Prévert que trata de la historia de un niño que padece una clase tradicional, donde se repiten las tablas hasta el hartazgo, y el niño siente que de pronto la tinta, el banco, la tiza cobran vida ante el enojo del maestro. En ese poema dice entre tantas metáforas que las "paredes de la clase se desploman".

Me imagino que más de uno recuerda esas clases donde esperábamos el timbre para poder salir del aburrimiento. Sin embargo también nos acompañan recuerdos de experiencias muy vivas como la visita a un museo, o un día en un parque o un viaje por algún lugar de la provincia, o la entrañable experiencia del carrocero. Vivencias donde se siente que se aprende un montón.

Siempre la innovación en la escuela se vende con la idea de un aprendizaje que entusiasme, idea que no es nueva en la didáctica. Su padre Juan Amos Comenio decía que buscaba un método que nos ayude a aprender de un modo fácil y seguro, que dé placer para el que enseña como el que aprende.

¿Si se aprende también en un viaje por la Quebrada por qué no hacerlo siempre? Los que trabajamos en la Educación Pública sabemos que no es fácil, se trata de juntar el dinero para el viaje, conseguir el transporte, abonar el seguro, conseguir la certificación de firmas en el escribano o juez de paz, esperando en este caso encontrar precio de amigo. Y no todos nuestros chicos pueden. Las buenas experiencias tienen sus restricciones.

Lo que me interesa compartir es que para aprender necesitamos escenarios ya sea el aula y la escuela o bien otros más abiertos que permiten buenas experiencias. En ambos escenarios, es la intencionalidad de un docente el que lo anima e invita a la producción compartida.

Pero, a partir del año pasado se puso en evidencia otro escenario, que si bien se anunciaba desde hace tiempo, lo mirábamos de costado y con recelo en nuestra práctica pedagógica. Se trata del mundo digital compuesto no sólo de páginas web donde leer información, sino también de un mundo de aplicaciones del celular y redes sociales que se incorporan en cualquier momento de nuestro día. Los participantes de este mundo digital a través de su mediación no sólo consumimos sino también producimos contenidos y entablamos vínculos.

Al igual que un buen viaje al Parque de Calilegua nos implica planificación, búsqueda de recursos, construcción de redes solidarias que apoyen el viaje, es decir superar toda una serie de restricciones, nos encontramos que para proponer un escenario de aprendizaje en el mundo digital debemos superar muchísimas más. Ya lo sabemos, no sólo nuestros alumnos cuentan con conectividad y dispositivos, sino también para muchos de nosotros docentes. El tema es que esta es una de las limitaciones más fuertes, la otra era el aprender a montar este escenario con las herramientas que tenemos y de tal manera que sea la mejor forma posible de aprender.

Comienza este año y no hay muchos avances en estos aspectos. En otras profesiones, como el cine o el teatro, si bien hay un director, los montajes se hacen en equipo. No es el caso de la tarea docente donde cada uno debe enfrentar la clase con sus propias herramientas, salvo que las políticas de enseñanza a nivel de ministerios como a nivel de cada escuela se permitan los cortes necesarios para recapitular y avanzar.

Me interesa marcar un punto que es el modo de pensar ese mundo digital donde debemos montar las clases, porque si bien regresamos a una presencialidad cuidada, las burbujas de la clase requieren nuevamente de ese mundo. Y es cuando se habla de modelos didácticos como la clase invertida a las que tenemos que apelar para nuestros montajes. Por suerte ya estamos un poco más duchos y se reconoce tanto a nivel nacional la iniciativa de la plataforma «Juana Manso» y el retorno de Huayra, como a nivel de nuestra provincia la implementación del “EDUplan 21” que se anuncia.

El tema es que el año pasado el uso de las plataformas y aplicaciones estuvo marcado por la ausencia de la presencialidad, por eso se debatió caracterizarla como enseñanza a distancia y enseñanza remota. Continuar la presencia de la escuela por esos medios era porque los chicos no podían estar presentes dentro sus muros.

Ahora, si tomamos conciencia del uso cotidiano de esas plataformas y app como whatsapp, facebook, tik tok o twitter, lo hacemos de modo ubicuo mientras estamos en el colectivo, esperamos el turno médico o estamos en cama viendo una película. Entonces es un escenario de participación y apropiación que va más allá del tiempo y el espacio en simultáneo con otras actividades cotidianas. Y bueno, la idea es que ese escenario sea oportunidad para crear vínculos para generar aprendizajes y producir conocimiento, es decir enseñar y aprender.

Miren, si respirar los senderos del Parque de Calilegua nos llena de saber sobre nuestro patrimonio, imagínense si los chicos puedan construir un blog con su experiencia, con una exposición fotográfica, un video de youtube o tik tok y  esa tarea la pueden hacer mientras estén en el aula o bien en casa o un grupo en la casa y el otro en el aula. Sientan la distancia entre hacer un afiche del viaje y construir el blog, desde la profundidad y la potencia de aprendizajes.

Por esto hay autores como Fabio Tarasaw, Valeria Odetti y sus colegas del proyecto de PENT-FLACSO, que hace tiempo  hablan de Educación en Línea, para salir de la idea de la distancia como ausencia y pensar ese mundo digital como un territorio para hacer muchas cosas que permitan a nuestros chicos ser ciudadanos de su época. 

Y bueno, volviendo a  Jacques Prevert «...las paredes de la clase se desploman...» (Les dejo el enlace: https://youtu.be/nNOAarNrutI)