Lo que dejó el paso del Gustavo Menéndez en el PJ Jujuy

Por Faustino, el militante

Convocar a todos para escuchar críticas inmaduras, inconsistentes y alejadísimas de la realidad que percibe la mayoría, especialmente de quienes perdieron o vienen perdiendo representatividad a lo largo de los años, para escenificar un “diálogo” de compañeros, resulta, tarde o temprano, una enorme pérdida de tiempo y de energías y sólo construye desgaste.

Así fueron las últimas 48 horas de Gustavo “Tano” Menéndez en el Partido Justicialista sacándose fotos con todos en la sede de 19 de Abril, incluso hasta con algunos mal encuadrados “peronistas” que hasta detentan cargos en el gobierno radical.

La visita del equipo de asesores la semana pasada y del propio “Tano” Menéndez esta semana en Jujuy no hizo sino reavivar el fuego de la interna peronista, logrando tensar aún más las relaciones entre las partes en vez de intentar acercar posiciones.

Un poco como vendetta kirchnerista, Menéndez, que representa a Máximo Kirchner en el proceso de intervención del PJ de Jujuy, pretendió poner contra las cuerdas a Carolina Moisés, en un tiro por elevación a modo de correctivo por su voto afirmativo al famoso capítulo del RIGI, en el contexto de la controvertida Ley Bases.

No contaron con que la estructura territorial más fuerte que tiene hoy el peronismo jujeño y que responde a la Senadora, -lo que quedó demostrado en una primera instancia cuando se impuso en las PASO del 2023 y después cuando dejó por primera vez en su historia al radicalismo sin representación en el Senado-, se iba a encargar de hacer llegar a cada dirigente al PJ para reunirse con Menéndez y expresar su apoyo.

Desde Yuto hasta La Quiaca, el desfile de dirigentes fue incesante, con sus grupos más fuertes del Ramal y la Quebrada, haciendo que la pulseada se recaliente y la interna quede en llamas.

Por su lado, Rubén Rivarola hizo su parte, con banderas y cámaras en vivo, que llegaron en la segunda jornada en modo "terapia de grupo" que vino a encarar a la sede partidaria el equipo de Buenos Aires.

Fiel a su circo y estilo habituales, el rivarolismo, representado por sus hijos y nueras, buscó apretar y apurar a Menéndez para que se tomen definiciones con vistas a la convocatoria a internas. Tomados por la ansiedad que expuso más desprolijidad no sólo no lograron el objetivo, sino que, con una actitud muy grotesca, sólo dejaron al desnudo la propia debilidad.

Un verdadero “ni”

El desempeño de Menéndez podría resumirse en la palabra “ni”, quedó a la vista sólo como un voluntarismo naif, que no combina para nada con su conocida expertise política, quedó expresado en un discurso que nadie cree y nadie quiere y que tampoco es real, como pivoteando entre dos extremos que van desde una “unidad ficticia” a gestar una “interna competitiva”.

¿No sabe aún Menéndez, después de un año de ser designado Interventor, quién es quién en Jujuy? Hubo demasiadas evidencias que alimentan este interrogante. Las fotos con actuales funcionarios de la administración del delfín Carlos Sadir, los vídeos con contratados rentados por el radicalismo con el único propósito de romper el peronismo, ¡las imágenes tóxicas de carteles con el nombre del responsable de la catástrofe y la infaltable presencia de la famosa convencional constituyente, que tuvieron que echar de la Municipalidad a cuenta de darle oxígeno a la Intendenta y a la que el pueblo le exigía su renuncia!

¿Verdaderamente desconoce Menéndez el daño que hizo la foto del rivarolismo completo en la vereda del PJ? Parece no tener idea de lo que le costó a muchos militantes volver a entrar al Partido, pensar en que es posible habitarlo, ser y sentirse parte nuevamente, algo que se vio y escuchó de dirigentes que hacía años no aparecían y estos meses sintieron que tenían nuevamente su lugar.

¿Sabrá Menéndez que lo mejor que puede legarle al peronismo jujeño la tarea de los interventores es dejar a la vieja cúpula intervenida fuera de toda competencia?

En términos futboleros, ¿se animará a ocuparse de limpiar la cancha y, como mínimo, generar las condiciones de una lista única que integre a los diversos espacios que podrían formar un peronismo opositor, pero también propositor, que es lo que demandan los jujeños, que a la vez se perfile moderno, territorial y competitivo para construir una alternativa de poder real en la provincia?

En los transitados pasillos del PJ nadie pudo dejar pasar un clamor que se escuchó de muchos dirigentes: “Que los interventores pongan lo que tienen que poner de una vez, firmen una resolución prohibiendo la participación en cargos partidarios de los Rivarolas, los Fellner, los Jenefes del pasado jujeño y sienten a una misma mesa a (Carolina) Moisés, (Guillermo) Snopek y (Leila) Chaher para que empiecen a pensar cómo le ganan a los radicales en el 2025”.

“Tenemos que levantar el peor resultado electoral peronista que dejó sólo a 5 diputados provinciales en el '21, lograr más concejales en todas las localidades y superar el aplazo injustificable que hizo que el peronismo jujeño se haya quedado ausente y marginado, sin una sola banca en el Concejo Deliberante de la Capital”, fueron algunas de las sentencias, con forma de deseo y mix de autocrítica que se escucharon proclamar en la sede partidaria que está que arde.

La voz de Moisés llevada por los dirigentes reforzó esas posiciones: suspensión para acceder a cargos partidarios a la conducción intervenida, cronograma electoral para encaminar una elección interna y asistencia en el diálogo con algunos sectores para fortalecer una lista unidad o mayoritaria que marque el inicio de una nueva etapa refundacional en el peronismo de Jujuy.

También circuló que junto a Snopek fue el planteo que la senadora y el diputado nacional le hicieron la semana pasada al otro interventor, Aníbal Fernández, en el despacho de la legisladora en Buenos Aires, a la espera de una reunión entre ellos y la Diputada Nacional Leila Chaher, otra de las piezas de este rompecabezas.

Esta última aspira, como Moisés, a presidir el Partido Justicialista. Sin embargo, todos los dirigentes saben que no tiene por sí misma la fuerza necesaria, ni desde lo territorial ni desde su liderazgo provincial, que su llegada y respaldo se limita a los sectores más radicalizados y de algún que otro movimiento social, pocos dirigentes, casi ninguno podríamos decir en los pasillos del PJ.

Por tanto, muchos suponen que busca, sin red, una sociedad con Rivarola como viene sosteniendo desde el '21 cuando fue electa con su apoyo en la banca nacional que hoy ocupa, a cambio de dejarle su banca provincial al hijo, Tito Rivarola, con el aval del mismísimo Ministro del Interior en ese momento, Wado de Pedro.

En este punto, Chaher debe definir si sigue pegada al rivarolismo o si se suma a la propuesta de Moisés y Snopek para cortar de raíz el problema, consolidando un proyecto de poder dentro del peronismo que podría iniciar con este trío de dirigentes liderando el Partido y sumando posteriormente a muchos que esperan el gesto de madurez, de construcción, de confianza y de búsqueda de representatividad que la conducción caída en desgracia le vino negando visiblemente en la última década.