Movió las piezas el Gobierno Nacional e hizo pie en Jujuy con un PJ en reconstrucción

Por Anselmo González

Las aguas siempre tormentosas del peronismo jujeño volvieron a agitarse en las últimas horas con dos movimientos significativos. Por un lado, la designación de jujeños para ocupar cargos del Gobierno nacional en la provincia, movida en la que claramente resultó favorecida la diputada nacional Carolina Moisés, que logró ubicar a dirigentes de su espacio en cargos clave, un logro obtenido luego de cincelar con paciencia de orfebre sus relaciones con la dirigencia albertista/kircherista en Buenos Aires.

Su victoria política dentro del Frente de Todos quedó reflejada al alcanzar el manejo de organismos clave para militantes de su riñón y confianza. Es el caso de la delegación de ANSES en San Pedro, que recayó en la arquitecta Alejandra Hinojosa. O también la conducción de las dos filiales de Radio Nacional, con Federico Noro al frente de la de San Salvador y Carlos Rivero en la de La Quiaca, dos personas con las que tejió una fuerte afinidad durante las campañas electorales de 2019. Ellos administrarán ahora enormes parlantes desde los cuales podrán emitir, si fuera esa su voluntad, consignas emanadas desde la jefatura política de la sampedrense. 

Distinto es el caso de Adrián Mendieta, el designado responsable de ANSES en San Salvador, un dirigente territorial con juego propio al que Moisés deberá ofrecerle más gestos de afinidad para contarlo definitivamente entre sus filas.

Si se suma a Mariela Segovia como titular de la delegación de la cartera nacional de Desarrollo Social y a Carlos de Aparici como responsable de Migraciones en La Quiaca, la enjundiosa diputada sampedreña parece haber cosechado la confianza del Gobierno nacional para representarlo en Jujuy.

Pero en la semana que concluye sorprendió también otro fuerte movimiento sindical y político que, seguramente, repercutirá en la estructura de un PJ que todavía no logra restañar las heridas abiertas tras la votación favorable de la mayoría de los diputados del bloque peronista (¿opositor?) en la Legislatura provincial a otro fuerte endeudamiento provincial.

Es más, los rumores de ruptura del bloque se acrecientan, ante las vacilaciones de la conducción de un Rubén Rivarola al parecer más focalizado en atender sus múltiples negocios privados afectados por la pandemia, que a la preservación de la unidad partidaria legislativa.    

Es que en las últimas horas, un representativo bloque de la dirigencia sindical abroquelada en la mesa sindical "Saul Ubaldini" acogió en el Centro de Empleados de Comercio a los legisladores nacionales del Frente de Todos, quienes concurrieron gustosos al convite en el convencimiento de que a todos ellos les suma volumen político aproximarse a los trabajadores en medio de un creciente clima de descontento gremial. 

Aunque no trascendieron detalles finos de la reunión, los aún distantes Carolina Moisés y Guillermo Snopek, tanto como Julio Ferreira y José Luis Martiarena, deberán limar asperezas entre sí para conformar un férreo frente opositor al desgastado gobierno de Gerardo Morales, si es que alguno de ellos pretende sucederlo en la Casa de Gobierno en el lejano 2023.

Los titulares de gremios como la UOCRA, Judiciales, Obras Sanitarias, Trabajadores Viales, Empleados de Comercio, la UTA, PAMI, UOM, SADOP, Ate Verde y Blanca y del Sindicato de Trabajadores del Ingenio La Esperanza filtraron tras sus barbijos la descripción de un panorama laboral casi desesperante en la provincia.

A la paralización total derivada del confinamiento preventivo y obligatorio, el regreso del casi olvidado pago en cuotas de los sueldos de los empleados estatales le asestó un mazazo fatal a la ya de por demás alicaída actividad económica, productiva y comercial de la provincia.

Habrá que ver de qué modo se canaliza y cómo se conduce el descontento sindical. Sin desbordes, pero reclamando con medidas de acción directa las correcciones a un modelo que basó su estructura de financiación en el chorro de recursos de la Nación y en el endeudamiento salvaje. Un modelo que, a esta altura, muestra su fatal agonía. 

No sea cosa que el emperador Morales, tan enamorado de “su” paz social y enceguecido por los buenos resultados de las medidas que adoptó para evitar los contagios de coronavirus en la provincia, encuentre justificativos para reprimir las protestas de los trabajadores organizados. Sería el remedio menos indicado para aplacar el malestar social.