Una Paz de cristal en Jujuy

Por Mariana Mamaní

Más de dos horas de la exposición del gobernador Gerardo Morales, justificando obras anunciadas en el 2016, 201 y 2018 que no se hicieron “pero” que están en camino como el Parque Solar Cauchari, la explotación de Litio, el Cannabis Medicinal, el proyecto de Gestión Integral de Residuos Urbanos, GIRSU, la instalación de Cámaras de Seguridad en distintos lugares dela provincia, entre otras.

Lo único que reconoció es que “estamos en crisis” en la Argentina. No hizo alusión a la pobreza en Jujuy,  ni habló del gran endeudamiento que asumió el estado provincial en su gestión que asciende ya a los 48 mil millones en pesos y en dólares.

Presentó una gran cantidad de números y porcentajes, muchos gráficos, muchas comparaciones de 2015 a 2018 en educación, turismo, salud, y el resto de las áreas. Un ciudadano que no conoce Jujuy, podría decir que desde el 2016 estamos en el cuento maravilloso de “Paz, Unión y trabajo”.

Repitió hasta el hartazgo que el “clima social recuperado de la PAZ, que el camino es no volver a los años de la corrupción…” haciendo alusión a las organizaciones sociales y por supuesto a la Túpac Amaru, a las que castigó con la “prisión de dirigentes” usando como cómplice a un sector del poder judicial. 

Además también se ensañó con los años gobernados por el justicialismo. No pudo dejar de referirse a la Túpac, y en su cara inmediatamente asomó una reacción visceral contra Milagro Sala a quien no nombró pero implícitamente la tuvo presente. Sin embargo en estos tres años, como muestra de falta de gestión, el estado provincial se apropió y “reinauguró” diferentes espacios, construidos por la organización social que siempre ha estigmatizado.

El escenario de ayer fue una tarde gris, fría donde Morales desplegó a más de 500 efectivos para cortar el tránsito en la zona de Casa de Gobierno y la Legislatura Provincial, con fuerzas de seguridad sumadas a tropas de infantería policial: Geop, Ceop, agentes de civil y uniformados, encargados de que no ingresara nadie ajeno a lo que sucedería en la Casa de Piedra. Un escenario ni más ni menos que el del Presidente de la Nación Mauricio Macri cuando asiste al Congreso Nacional.

Solo permitían el paso de agrupaciones radicales que vivaron a Morales como conductor y candidato para el 2019. Se respiró una atmósfera de plena campaña electoral para el 9 de junio. En ese marco, Morales se mostró casi exultante desde el ingreso a la Legislatura con una gran custodia policial y sus “militantes” activados por bolsones de mercadería repartidos a la vista de todos desde la propia Legislatura.

El clima en el recinto era una pesadilla porque en la sesión preparatoria, el bloque del Partido justicialista había dejado expuesta la ruptura y anunciando un panorama electoral pésimo.

Si el clima era frio y tenso, en las calles había sangre, estaban las diferentes columnas de gremios como ATE, CTA, ADEP, CEDEMS, Adiunju, Apuap, organizaciones sociales entre otros tanto que repudiaron el acto protocolar y sobre todo rechazaban las mentiras anunciadas por el gobernador. Lo cierto es que en el día a día y en las calles El clima social no es el mejor, un escenario de muchísimos conflictos salariales y  laborales.

A pesar del escenario, Morales ingreso al recinto parlamentario con una cara relajada que luego fue endureciendo para marcar y anunciar que va por cuatro años más de gestión.

En cuanto a lo protocolar, lo que en años anteriores era un evento democrático donde todos los sectores y fuerzas vivas de la provincia acompañaban al gobernante sea oficialista u oposición,  se pareció más a un acto partidario exclusivo y excluyente.

Muchos invitados faltaron. Entre ellos varios vocales del Superior Tribunal de Justicia, quizás marcando sus diferencias con el ejecutivo. Tampoco  estuvieron presentes invitados de representación nacional, como senadores o diputados de la oposición.

Es decir todos los presentes eran simpatizantes o integrantes de este gobierno. Como excepción estuvo entre los primeros sentados en la tribuna el Rector de la Universidad Nacional de Jujuy Rodolfo Tecchi a quien Morales le dedicó un agradecimiento por acercar la universidad a San Pedro, Perico y La Quebrada.

Si uno compara imágenes anteriores sobre la imagen institucional del gobernador, este año no hubo ninguna ceremonia ancestral como la hubo en otros, sólo el gabinete ministerial estuvo detrás de él. 

El gobernador ocupando el centro del estrado departió su mensaje frente a los 43 legisladores, antes se habían retirado del recinto Javier Hinojo y Juan Cardozo Traillou por disidencias con el resto del bloque justicialista.

Morales, fue vivado exclusivamente por jóvenes radicales que ocuparon la tribuna parlamentaria, ellos fueron los aplaudidores que asentían cada anuncio del gobernador como en un comité barrial.

Así empezó a desarrollar el gobernador su exposición con la ayuda de una pantalla donde se renovaban gráficos con números y porcentajes del supuesto crecimiento de la provincia. Se le reconoce el conocimiento de la administración pública, el dominio de números aunque no sean ciertos.  

Empezó a recorrer los ministerios aclarando errores y aciertos de la gestión. Un fuerte anuncio fué el aumento del 10% a los trabajadores. De este modo una vez más Morales desconoció las negociaciones paritarias salariales que se llevaban a cabo. Dejando una vez  más por sentado, que en Jujuy se imponen sus decisiones sin respetar leyes, ni procedimientos, solo se hace lo que él dispone.

Entre tantos pero tantos anuncios realizados, uno se repitió desde que asumió la gobernación: la construcción de viviendas: en el 2016 informó que se construirían  3400, en el 2017 serían 4300 y en el 2018 serían 5000; pero en los tres años solo se construyeron tan solo 870 viviendas.

Se sucedieron promesas… y más promesas para los próximos cuatro años de Cambiemos en Jujuy y un llamado profundo del gobernador a seguir en el mismo camino.

Un mensaje preocupante para los jujeños que tienen que pagar sus impuestos cada vez más altos, con salarios bajísimos, con una inflación del 42,2% , con un transporte público de costos altísimos y una canasta básica que pone a gran parte de los jujeños bajo la línea de la pobreza.