Víctimas de la reforma (in)constitucional, de la persecución judicial, de la represión policial, pero también de la invisibilización: ese es el padecimiento de las comunidades indígenas de Jujuy que ayer estuvo a metros del acto principal que realizó la UCR a 40 años del triunfo electoral de Raúl Alfonsín como presidente.
En una jornada en la cual el partido centenario celebró el retorno de la democracia de la mano de uno de sus máximos exponentes con convocatorias en plazas de todo el país, el comité radical se congregó en Plaza del Estado del Vaticano, en la ciudad porteña, siendo esta la ceremonia principal y que contó con la presencia de Gerardo Morales, uno de los oradores.
Convocatoria de la UCR
El lugar elegido por el radicalismo -que preside el gobernador jujeño- pareció casi una provocación, la Plaza del Estado de Vaticano está justo al frente donde el Tercer Malón de la Paz continua con la vigilia pacifica frente a la sede de Tribunales, a la espera que la Corte Suprema de Justicia traté el recurso de inconstitucionalidad que presentaron hace meses por las modificaciones en la Carta Magna provincial.
Desde que el Malón de la Paz llegó a la ciudad porteña el 1º de agosto, comuneras y comuneros se instalaron en Plaza Lavalle, justo al frente de la sede de Tribunales. Precisamente, la plaza ocupa toda una manzana, siendo delimitada en su extensión la calle Libertad, cruzando esta se encuentra la Plaza de del Estado del Vaticano.
De manera paradójica, Morales encabezó el acto donde se apuntó sobre la defensa de los valores democráticos, en especial, en el escenario de una posible llegada al poder de Javier Milei, figura que quebró a Juntos por el Cambio. Además de Morales, el acto contó con la presencia del senador por CABA y vicepresidente del partido, Martín Lousteau, como así también ex funcionarios del gobierno de Alfonsín, como Horacio Jaunarena (Defensa) y Enrique ‘Coti’ Nosiglia (Interior), además de líderes nacionales del radicalismo.
Ubicación del acto a metros de la vigilia del Malón de la Paz
Durante su alocución, el mandatario no pudo pasar por alto el tema del ballotage del 19 de noviembre. Señalando el peligro de una posible presidencia del libertario, Morales recordó la importancia del rol opositor en el Congreso, uno de los 3 poderes del Estado, poderes que él mismo sabe controlar en Jujuy y que hizo posible el escenario en que se concretó la reforma parcial de la Constitución a demanda de él mismo.
Entre las irregularidades/ilegalidades, se encuentra su candidatura como convencional constituyente, algo que la Constitución provincial del ´86 prohibía a todo funcionario. Asumido como convencional, la Convención (con mayoría radical) le concedió el cargo de presidente de la misma. Para evitar la incongruencia legal, la Legislatura (también bajo el mando oficialista) le concedió un salvoconducto en donde le permitía saltar de su cargo de gobernador a convencional y viceversa, todas las veces que así lo requiriera.
La discusión de los cambios de la Constitución duró menos de un mes: los primeros días del debate transcurrieron sin la presentación del borrador del proyecto y culminó sin permitir que las comunidades indígenas pudieran expresar su opinión sobre las modificaciones.
La aprobación de la reforma (el 16 de junio) se produjo de espaldas del reclamo generalizado de la sociedad en las calles, que se apostó en las inmediaciones de la Legislatura para hacer sentir su malestar. Desde aquel día, las comunidades del 3º Malón de la Paz se convocaron a realizar cortes de ruta exigiendo la caída de los cambios a la Carta Magna. La respuesta fue la brutal represión del 17 en Purmamarca. Algo similar ocurría el 20, en la capital, cuando Morales juró la nueva Constitución, donde se lanzó una cacería policial contra manifestantes y cualquiera que rondara por las calles de San Salvador de Jujuy.
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